En mi barrio don quijote reparte ínsulas entre los pobres y
derrota al gigante que practica la usura amigo de los murciélagos que te chupan
la sangre y dejan a las niñas al raso lejos de su habitación de muñecas.
Sancho Panza cansado de comer cebollas se lanza a conquistar
almenas de castillos para abrir los graneros
y devolver al pueblo el fruto de su trabajo.
Dulcinea no quiere
saber nada de las musas, ni de las débiles doncellas, ella practica artes
marciales y no precisa la protección de un caballero andante.
Rocinante no acepta las riendas y trota sin bridas por el
parque allá donde los unicornios de ojos de batracio esperan encadenados que
alguien los saque de la rutina para cabalgar desbocados.
En mi barrio a Don Quijote cuando llega le reciben con
sonoros aplausos y le han puesto en vida una estatua por resolver entuertos,
defender los derechos laborales y librar de remar en galeras a los que no han
podido pagar sus facturas por falta de trabajo.
El caballero de la triste figura le llaman pero lo cierto es
que su mirada es alegre y a su paso despierta mas sonrisas que lágrimas.

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