Jeringuillas oxidadas
En los años ochenta una jeringuilla de heroína anuló el
carácter de varias generaciones y mantuvo hasta después de su muerte en el
poder al asesino.
Ahora las casas de apuestas resuelven los problemas
matemáticos con ruina mientras la policía ejecuta otra orden de desahucio.
Algunos alternan las casas de juegos con los narco pisos e
imaginan una vida con catorce pagas y un convenio colectivo.
Otros sostienen con sus impuestos los privilegios de los
nietos de los golpistas mientras el usurero empuja otra víctima al suicidio.
Como siempre la propaganda confunde a mi vecino que se traga
sin contrastar los rumores sobre las ayudas económicas a los inmigrantes y no
logra identificar al enemigo.
Los que se resisten no dejan de mirarse el ombligo y no
escuchan lo que tienen que decir las ancianas que andan mal de los huesos por
fregar escaleras de rodillas.
Por eso algunos prefieren la rutina de arrastrar una cadena
a la pureza de las sectas y los caprichos de sus líderes.
Otros prefieren colocarse a la espera de otra extinción
masiva que acabe de una puta vez con esta plaga de homo sapiens que desprecia
la vida en el planeta.
Josef Antoni.
Este poema está inspirado en la novela de Miguel Rodríguez Pérez
un vecino de Villaverde titulada Carrión.
Aun no he leído la novela pero gira en torno a la defensa de
Madrid y la heroína en los años setenta.
En la presentación se
habló de la guerra civil en Madrid, de las drogas como arma para anular
conciencias, en concreto de la heroína en la transición que destruyó una
generación, todos los que ya tenemos cierta edad hemos conocido un familiar, un
amigo, un vecino, etc… que cayó en heroína en esos años. También se habló de las nuevas drogas, del
resurgimiento de las antiguas y de las casas de apuestas.
Pues eso, que en torno a la presentación del libro, escribí
un primer verso. cuando llegué a casa otro, y al final salió este poema.

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