Che Guevara
En Bolivia lo llamaron
San Ernesto de la Higuera.
Quizá por ser un mártir.
De niño fantaseaba con marcar un gol
en él Gigante de Arroyito
mientras la soga del asma
estrangulaba sus pulmones.
Así que entre las hojas de un libro
comenzó a soñar con ser un brigadista
Inmerso en la batalla.
A golpe de pedal emprendió una partida
donde no importaba el rumbo si no el viaje.
Tan solo se detuvo para lavar las heridas de los leprosos
y conocer el hambre de los pobres.
Hasta que un día en la sierra maestra
reconoció la biblioteca de su casa
con un arma en la mano.
Allí junto a los guajiros y los negros
supo que su patria era una guerrilla
destinada a derrotar a los tiranos.
Por eso nunca se afeitó la barba.
Por eso abandonó un ministerio
la comodidad de una vivienda
y el calor de una familia
cuando caes derrotado.
Solo se murió en la selva
el partido decidió negarle.
Solo se murió en la selva
con siete guerrilleros
y una idea en la cabeza.
Salvar a los hombres.
A él también lo traicionaron.
Solo nos queda tu recuerdo
algunas fotos
y los agujeros de las balas en la tapia.
San Ernesto de la Higuera Che Guevara.
Ahora venden en los templos
la imagen frívola de un rebelde sin causa
para que jamás se le ocurra a nadie resucitarte
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