jueves, 5 de noviembre de 2020

 

Che Guevara

 

En Bolivia lo llamaron

San Ernesto de la Higuera.

Quizá por ser un mártir.

 

De niño fantaseaba con marcar un gol

en él Gigante de Arroyito

mientras la soga del asma

estrangulaba sus pulmones.

 

Así que entre las hojas de un libro

comenzó a soñar con ser un brigadista

Inmerso en la batalla.

 

A golpe de pedal emprendió una partida

donde no importaba el rumbo si no el viaje. 

Tan solo se detuvo para lavar las heridas de los leprosos

y conocer el hambre de los pobres.

Hasta que un día en la sierra maestra

reconoció la biblioteca de su casa

con un arma en la mano.

 

Allí junto a los guajiros y los negros

supo que su patria era una guerrilla

destinada a derrotar a los tiranos.

Por eso nunca se afeitó la barba.

 

Por eso abandonó un ministerio

la comodidad de una vivienda

y el calor de una familia

cuando caes derrotado.

 

Solo se murió en la selva

el partido decidió negarle.

 

Solo se murió en la selva

con siete guerrilleros

y una idea en la cabeza.

Salvar a  los hombres.

A él también lo traicionaron.

 

Solo nos queda tu recuerdo

 algunas fotos

y los agujeros de las balas en la tapia.

 

San Ernesto de la Higuera Che Guevara.

Ahora venden en los templos

la imagen frívola de un rebelde sin causa

para que jamás se le ocurra a nadie resucitarte

 

 


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