Ni siquiera esbozamos
una sonrisa cuando sonó un piano
Languidecíamos en un sillón a pesar de que tras la ventana planeaban
las cigüeñas y las golondrinas habían vuelto a sobrevolar la calle
Un arco iris tras la lluvia no lograba que despertará el
sopor de nuestros ojos opacos
Que va a ser de nosotras si se acabó el wifi gratis
Nadie recoge la caca de su perro y las moscas zumban
alrededor de la oreja de un hombre aterrorizado que las detesta
Mascarillas y guantes han pasado a formar parte de las aceras
y rehúyen su contacto hasta los barrenderos
Es lo que tiene una pandemia que no respeta el ritmo de los
ancianos
No hay combustible para incinerar tanto cadáver y los
crematorios no dan abasto
Las plañideras sufren encerradas en casa cuando suena a réquiem
las campanas de la iglesia
Ahora que el humo de los automóviles ha dejado de emponzoñar
el aire tras una mascarilla no apreciamos su pureza
En las fosas comunes se entierran los cuerpos de los
vagabundos invisibles que no ha reclamado nadie
Las abejas han vuelto a colonizar con sus colmenas las ramas
de los árboles y el perfume de las flores embriaga más que nunca nuestros
sentidos
Es cierto que los parásitos son una molestia pero no es
momento de que un insecticida empatice con una epidemia
Es lo que tiene la reclusión de los sapiens que las especies
se reproducen sin miedo a la bala
Hay que ponerle freno al cambio climático y nos lo tuvo que
recordar un virus que prefiere un huésped vivo a dejarnos sin vida
Lo malo de los gusanos es que aunque los elimines dejan sus
larvas y cuando te quieres dar cuenta avanzan hacía la médula ósea
Entonces es cuando acuden al olor de la putrefacción la
hurracas y comienzan a arder otra vez los árboles que ves desde tu ventana
La herida está abierta pero antes de que cicatrice volveremos
a cerrar con alambradas el abrazo al extranjero
Es lo que tiene el incremento de la temperatura que llueve
como si nos escupiesen cenizas los informes que advertían el cambio climático
A nadie le importa que un lobo salga ciego de las llamas de
un fuego
No hay vacune que salve a la corteza terrestre de la
actividad de los seres humanos
Por eso los ríos penetran en nuestras casas y arrastran
nuestros vehículos al barro
Las olas rompen sobre el paseo marítimo que invade el
ecosistema de los flamencos y las gaviotas buscan cadáveres de peces atrapados
entre el plástico en la playa
El olor nauseabundo de las algas atrae a las moscas que no
dejan tomar el sol en paz a los bañistas que guardan un metro de distancia para
no compartir la sombra de su toldo
Se suceden los entierros y los agricultores solo calculan
sus pérdidas económicas sin importarles ver la tierra de su ancestros muerta
Ya nadie recoge la caca de su perro y mascarillas y guantes
han pasado a formar parte del paisaje urbano
Es lo que tiene una pandemia que regula la actividad de los
humanos y da un respiro a la madre tierra
Durante un instante fue agradable volvimos a escuchar en el
silencio el canto de los pájaros hasta que los motores sin piedad volvieron a
rugir en el asfalto.
El cielo azul, las nubes blancas, transparentes las gotas de
lluvia y en el pavimento las flores se abrían paso
Los humanos miraban todo lo que les rodeaba como un niño que
se adentra por primera vez en un bosque y levanta la vista para ver las copas
de los árboles
Todo eso sucedió antes de que volviesen a abrir los bares los
centros de ocio y los gimnasios
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