martes, 5 de mayo de 2020

Como un cuento de hadas



Ni siquiera esbozamos  una sonrisa cuando sonó un piano
Languidecíamos en un sillón a pesar de que tras la ventana planeaban las cigüeñas y las golondrinas habían vuelto a sobrevolar la calle
Un arco iris tras la lluvia no lograba que despertará el sopor de nuestros ojos opacos
Que va a ser de nosotras si se acabó el wifi gratis
Nadie recoge la caca de su perro y las moscas zumban alrededor de la oreja de un hombre aterrorizado que las detesta
Mascarillas y guantes han pasado a formar parte de las aceras y rehúyen su contacto hasta los barrenderos
Es lo que tiene una pandemia que no respeta el ritmo de los ancianos
No hay combustible para incinerar tanto cadáver y los crematorios no dan abasto
Las plañideras sufren encerradas en casa cuando suena a réquiem las campanas de la iglesia
Ahora que el humo de los automóviles ha dejado de emponzoñar el aire tras una mascarilla no  apreciamos su pureza
En las fosas comunes se entierran los cuerpos de los vagabundos invisibles que no ha reclamado nadie
Las abejas han vuelto a colonizar con sus colmenas las ramas de los árboles y el perfume de las flores embriaga más que nunca nuestros sentidos
Es cierto que los parásitos son una molestia pero no es momento de que un insecticida empatice con una epidemia
Es lo que tiene la reclusión de los sapiens que las especies se reproducen sin miedo a la bala
Hay que ponerle freno al cambio climático y nos lo tuvo que recordar un virus que prefiere un huésped vivo a dejarnos sin vida
Lo malo de los gusanos es que aunque los elimines dejan sus larvas y cuando te quieres dar cuenta avanzan hacía la médula ósea
Entonces es cuando acuden al olor de la putrefacción la hurracas y comienzan a arder otra vez los árboles que ves desde tu ventana
La herida está abierta pero antes de que cicatrice volveremos a cerrar con alambradas el abrazo al extranjero
Es lo que tiene el incremento de la temperatura que llueve como si nos escupiesen cenizas los informes que advertían el cambio climático
A nadie le importa que un lobo salga ciego de las llamas de un fuego
No hay vacune que salve a la corteza terrestre de la actividad de los seres humanos
Por eso los ríos penetran en nuestras casas y arrastran nuestros vehículos al barro
Las olas rompen sobre el paseo marítimo que invade el ecosistema de los flamencos y las gaviotas buscan cadáveres de peces atrapados entre el plástico en la playa
El olor nauseabundo de las algas atrae a las moscas que no dejan tomar el sol en paz a los bañistas que guardan un metro de distancia para no compartir la sombra de su toldo
Se suceden los entierros y los agricultores solo calculan sus pérdidas económicas sin importarles ver la tierra de su ancestros muerta
Ya nadie recoge la caca de su perro y mascarillas y guantes han pasado a formar parte del paisaje urbano
Es lo que tiene una pandemia que regula la actividad de los humanos y da un respiro a la madre tierra
Durante un instante fue agradable volvimos a escuchar en el silencio el canto de los pájaros hasta que los motores sin piedad volvieron a rugir en el asfalto.
El cielo azul, las nubes blancas, transparentes las gotas de lluvia y en el pavimento las flores se abrían paso
Los humanos miraban todo lo que les rodeaba como un niño que se adentra por primera vez en un bosque y levanta la vista para ver las copas de los árboles
Todo eso sucedió antes de que volviesen a abrir los bares los centros de ocio y los gimnasios  





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