Poemas para un apocalipsis
Los grandes inversores no conocen ni el nombre de sus explotados
Los utiliza como un clínex que le causa repugnancia
Es lo que tiene el capitalismo que aborrece los derechos
laborales
Por eso después de la epidemia solo había carne a precio de
saldo
Poco a poco en silencio uno tras otro acabaron sin protestar
sin derechos profesionales o en el
desempleo
No tuvieron escrúpulos los empresarios pero para entonces
los que sobrevivieron dejaron de asomarse a la ventana para aplaudir a las
personas que se expusieron por el bien común durante la epidemia al contacto
con otros seres humanos
Los inversores trataron de suplir las ganancias de la venta
de su rebaño con los ingresos obtenidos al
modificar la dieta de los enfermos
en los hospitales
Las habitaciones de los niños se vendieron en las casas de
subasta y solo daban dividendos los créditos a las matrículas de los
universitarios
El valor del ladrillo se quedó a precio de cemento y en las paredes
de los pobres la grieta se hizo escombro.
Pintura de Beksinski
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