En mi barrio si hablamos de racismo a veces vemos con horror
una esvástica como si condenásemos el Apartheid y se tuvieran en cuenta los
derechos humanos de las personas que llegan del otro lado del océano.
Y mientras tanto mi vecino habla de que los inmigrantes acaban con los derechos laborales mientras
aplaude a Amancio Ortega que contrata menores en sus países de origen para
coser a precio de saldo.
Habla de las ayudas económicas a los gitanos pero jamás le
oí quejarse cuando rescataron con sus impuestos a los bancos.
Se queja del aumento de la delincuencia mientras tiene por
personas gratas a los políticos corruptos y a los usureros con traje y con
corbata.
Pide seguridad y cámaras de vigilancia pero no quiere saber
nada del abuso de poder de los agentes del orden que extorsionan a las
prostitutas a los camellos y que te abren la cabeza si pides tus derechos
laborales.
Abraza leyes que protegen de las falsificaciones a las
multinacionales y persiguen a los top manta mientras ellos hacen descargas
ilegales de películas de estreno.
En mi barrio cada vez hay más cuchillas en las alambradas y
los muros cada día son más altos.
foto y verso: Batania

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