domingo, 21 de octubre de 2018


            
GUERNICA

Stuka puede parecer un nombre vasco.
Stukas son los cazabombarderos alemanes
que dibujaron en las calles de Guernica el dolor
Y Picasso pintó un cuadro.

Los niños escucharon en el cielo
la resonancia de un motor
que se cernía sobre sus cabezas 
y presagiaba el desastre.

Una figura oscura,
igual que los dibujos que habían visto
en blanco y negro de Drácula,
se lanzaba en picado sobre ellos.

Después llegó el horror.
El sonido de las bombas duró más de tres horas.
Una mujer grita entre las llamas.
Un caballo herido relincha con ojos desorbitados.
Un toro desconcertado e indefenso se desbanda.
Un soldado yace en el suelo.
Una hembra se desangra.
Otra mira desde la ventana con asombro
sin asimilar aun porque le duele tanto la mirada.
Una paloma no encuentra oxígeno en el aire.
Una madre sostiene el cuerpo sin vida de su hijo en los brazos.

Se acabó el experimento
el stuka está listo para la guerra.
 brindan con champán los oficiales

Todavía suena en Guernica
el repicar de las campanas de la iglesia
y las sirenas antiaéreas de las fábricas.
Hay una espada rota que sostiene un brazo cercenado
y una flor que brota de ellos, y nos recuerda,
que entre los escombros quedó un árbol en pié
 con el puño en alto.

Pablo Picasso esconde la cabeza entre las sábanas
y aunque todavía no lo sabe
 ha decidido pintar el Guernica
para denunciar la sin razón del ser humano.



No hay comentarios:

Publicar un comentario